Los hombres se encontraron, mera casualidad, en el bar.
Uno de ceño triste. El otro con algo de ira. El primero llego después. El otro
guardaba siempre en su saco una navaja. En el bolsillo derecho; era diestro.
Sus miradas se cruzaron entre el resto de los allí presentes. El diestro metió
rápido su mano en el saco, y mas rápido aun se fue encima del otro. Le dio tres
puñaladas certeras, y aunque la primera le mato, descargo su rabia ferozmente.
El diestro, de manos ensangrentadas, se fue despacio del bar. Lento. Sabe que
ahora carga con dos muertos.
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